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Archive for abril 2008

Luis

Hace tiempo que no escribo, pero hoy me ha pasado algo estupendo, casi surrealista, jejeje, hoy cuando me dirigía al trabajo, he parado a echar gasolina, y después de echarla, cuando estaba a punto de marcharme, veo que el conductor del coche que tenía al lado, era mi profesor de lengua en el instituto, para cualquier persona no sería nada, ni bueno ni malo, para mi ha sido estupendo, ese hombre con su barba y su camisa de cuadros, fue el que me enseñó a amar la lectura, el que me enganchó al mundo de las palabras. Ha sido algo curioso, los dos nos hemos quedado mirandonos, como sin creer lo que veíamos, me he acordado en muchos momentos en mi vida de el, porque la lectura y quizás más la composición, desde entonces se ha convertido en mi refugio, en mi parte especial de mi misma, en mi lugar privado donde nadie ha sido capaz de adentrarse…. aunque no fue así siempre.

Este hombre, la primera vez que lo vi, era nuestro profesor de lengua, ha muchos compañeros mios, les caia mal, era lo que nosotros llamabamos «borde», ajjajaj, pero a mi, a medida que nos iba dando clase más me gustaba como lo hacía y lo que nos enseñaba, no era borde, daba lugar a que el que se atreviese, opinase, fijaos, algo tan importante, que aprendiésemos a razonar y a expresarlo en palabras, a ser críticos con los textos, a que los exprimiesemos, sus exámenes mosqueaban a todo el mundo, porque había que comentar un texto, a mi me encantaba, era algo que lo hacíamos prácticamente a diario en clase, no era una asignatura exacta, y la gente se ponía nerviosa, yo no sacaba mucha nota, más bien baja, pero en aquel entonces simplemente me enamoré de la literatura, y con los años me di cuenta que aprendí mucho más en aquellas clases, en las que colocabamos las mesas haciendo el perímetro del aula, para que cuando habláramos, nos vieramos, en aquellos debates en los que poca gente hablaba, recuerdo uno sobre la pena de muerte, a favor en contra, los turnos de palabra, tenías que razonar lo que decías y argumentarlo, si, aprendí mucho mas que síntaxis y literatura.

Después, me apunté a un taller literario que daba por la tarde, una actividad extraescolar, eramos pocos, recuerdo como me sorprendió que la gente comia chupachups mientras hablabamos sobre libros, textos, poesía, composición….era como una reunión de amigos, escribíamos nuestras propias cositas, y todos teníamos nuestro estilo especial y diferente, se notoba sobre todo cuando se leían en voz alta, allí conocí a gente muy interesante, pero curiosamente, nunca entraron en mi grupo de amigos, bueno, yo siempre he sido un poco la «rara» de mi grupo. En aquellos años, iba al aula Diez Canedo, a escuchar, solamente a escuchar, creo, que nunca hice ninguna pregunta al autor que se sentaba en aquella mesa, pero llegaba a mi casa alucinada de lo que había escuchado, de lo que contaba el autor en sus obras y sobre su vida.

Cuando empecé la universidad, me matriculé en Relaciones Laborales, y me tocó el turno de tarde, de modo que ya se acabaron las clases de composición literaria, y se acabó mi ritmo normal, cuando miro atrás, creo que la universidad me impresionó, me superó, de hecho el primer año me quedaron seis, pero lo peor es que renuncié a todo eso con lo que mantenía contacto a través de las clases de composición literaria, hablar con gente de mi edad sobre libros, autores…y otras tantas cosas, que parecía que a nadie más le importaban, que no quiere decir que no me escucharan, y con las que mi mente se nutría de inquietudes de vitalidad mental.

Realmente, ese mismo año, mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, no porque me quedara embarazada, porque para aquel entonces ya todo era distinto, sino porque no encontraba mi sitio, menos mal que me quede embarazada, parece mentira, pero gracias a ello recuperé mi norte, mis ganas de avanzar, algo mio, lo que ocurre que entonces ya me lo iba jugando todo a una carta, por las circunstancias, las responsabilidades y la necesidad de ganar, y gané, pude con todo, mi madre me dijo una vez: » A tí cuanto más dificiles se te ponen las cosas, más haces», y es cierto, pero me aparté de mi mundo bohemio, como le llamaba mi padre, de mi refugio, de mi momento dedicado exclusivamente a imaginar, soñar, despegar de la realidad….y esa es una espinita que tengo clavada, es la única cosa con la que no he seguido para delante, y la que más me llenaba, después de mi niña, claro, y mira por donde, hoy he visto a ese profesor que tanto me marcó, no se si alguien ha leído «La Lengua de las Mariposas», la relación de admiración casi amistad que une al alumno con el profesor, que queda impresionado por la sabiduria de ese viejo maestro, por esas cosas que sabe, pues algo así es.

Gracias.

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